jueves, 27 de noviembre de 2008

El Avión roquero



Hay dos aspectos muy curiosos en la vida de este Hirundínido sobre los que merece la pena reflexionar y plantearse algunas cuestiones: su estatus y su distribución.
En primer lugar, se trata de la única golondrina de la Península Ibérica cuyas poblaciones no migran a África y permanecen aquí durante el invierno. Por el contrario, sus parientes más cercanos (Golondrina común, Golondrina dáurica, Avión común y Avión zapador) buscan al sur del Sahara lugares más cálidos durante ese mismo período. El invierno obliga a los Aviones roqueros cambiar de hábitat de alimentación y bajan de las montañas hasta lugares con menor altitud, generalmente coincidiendo con zonas palustres y húmedas, e incluso buscando el calor de los pueblos. ¿Qué hace que los Aviones roqueros no migren? ¿Qué alimento encuentran para pasar el invierno y que las demás golondrinas no saben o no pueden aprovechar?
Por otra parte, la distribución de esta especie es prácticamente circunmediterránea, sin extenderse más arriba de los Pirineos ni de los Alpes, estando ausente en la mayor parte de Europa central y en todos los países Bálticos. Curiosamente, coincide prácticamente con la distribución a la de la Golondrina dáurica. Sin embargo, la Golondrina común, el Avión común y el Avión zapador han logrado expandir sus límites de distribución casi por Europa al completo. ¿Por qué mantiene esta distribución tan restringida, cuando también dispone de hábitats favorables más al norte, donde existen zonas montañosas con roquedos, acantilados, barrancos, construcciones humanas, etc..?
En fin, además de por su belleza, también logra asombrarnos con otros aspectos de su biología, transmitiéndonos esa sana sensación de desconocimiento, que siempre nos incita a querer saber más.
Ave fotografiada en un pequeño puente sobre un afluente del Río Almonte (qué ojala podamos seguir llamando RÍO durante muchos siglos en lugar de embalse), cerca de Santa Marta de Magasca (Cáceres), el 14 de marzo de 2007.

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