viernes, 28 de noviembre de 2008

¿Expansión o recolonización?


La primera vez que tengo constancia de haber visto un Gorrión moruno fue en el año 82, cuando tenía 16 años, y me alegró tanto el descubrimiento que le hice hasta un dibujo en mi libreta de campo. Recuerdo que pude observar varias parejas que anidaban entre los palos de un enorme nido de Cigüeña blanca en una caseta de la luz cercana a río Zújar. En aquella época, hace más de dos décadas, era una ave relativamente escasa y puntual, cuya observación merecía ser registrada. Actualmente, la expansión del Gorrión moruno está más que confirmada a lo largo y ancho de la península ibérica, habiendo ampliando su distribución desde sus colonias en los valles del Tajo y del Guadiana hacia muchas provincias al norte de Sistema Central.
Extremadura es sin duda su principal núcleo de población, estimándose en más de 300.000 parejas y con citas de espectaculares colonias con más de 30.000 aves. Además de las colonias, en invierno se producen impresionantes concentraciones en los regadíos, con dormideros comunales que congregan a varios millares de aves.
Resulta curioso que en sólo unas pocas décadas esta especie haya podido multiplicar su población de manera tan notable, como si hubiese permanecido latente esperando la llegada de determinadas condiciones favorables. Aunque los regadíos no se instauraron hasta principios de los 60 en las vegas del Guadiana, fue algunos años después cuando el arroz y el maíz se convirtieron en los cultivos más representativos, siendo precisamente dos de los recursos tróficos más importantes para los gorriones durante el invierno. La entrada de España en la Unión Europa (1986), la inmediata aplicación de la Política Agraria Comunitaria (PAC) y las subvenciones a determinados cultivos, hicieron posible que se incrementasen las superficies de cereales de secano y de girasol, ambos también cruciales en su dieta. En el caso de girasol, en los que los beneficios de la subvención superaban incluso a los obtenidos por la cosecha de la producción, ocasionó durante varias campañas una superabundancia de alimento, quedando los cultivos sin cosechar al libre aprovechamiento de las aves. Todos estos factores debieron actuar conjuntamente (aumento de los cultivos de maíz y arroz en los regadíos, intensificación de los cultivos en los terrenos de secano y ausencia de períodos críticos por la escasez de alimento), favoreciendo la tasa de reproducción y la supervivencia de jóvenes y adultos gracias a una perfecta adaptación a los ciclos agrícolas y a los recursos disponibles.
Por otra parte es una especie con una gran capacidad adaptativa, tanto, que resulta curioso que haya tardado siglos en dar este gran salto demográfico. Sus típicas colonias en árboles pueden ubicarse también en arbustos de porte medio o incluso en zarzales cuando encuentran condiciones óptimas en el entorno. En los pastizales de La Serena y zonas similares, donde la escasez de árboles es muy acusada, han logrado adentrarse en estos hábitats instalando sus colonias en bosquetes de adelfas y acebuches (las únicas especies leñosas disponibles), pudiendo así aprovechar las herbáceas, los cultivos y también la elevada disponibilidad de langostas (son plagas crónicas en estos lugares) para alimentar con proteínas a sus pollos.
Estas grandes poblaciones también han tenido consecuencias negativas, constatándose cuantiosos daños en determinados cultivos agrícolas, principalmente los cereales de secano y girasol y en menor medida en frutales y arroz. En el caso de Extremadura, al estar incluido en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas, debían indemnizarse los daños causados, por lo que hubo que excluirlo de dicho Catálogo para poder controlar sus poblaciones y evitar conflictos con los agricultores.
Como contrapartida, su abundancia ha convertido a este gorrión en una elemento clave dentro de la dieta de numerosas especies, como pequeñas y medianas rapaces (cernícalos, elanios, aguiluchos, gavilanes, etc.), cumpliendo una importante función ecológica en la estabilidad de los hábitats agrícolas.
La expansión y sus causas parecen estar suficientemente claras. Pero, en realidad, posiblemente nos encontremos ante un proceso de recolonización, ya que los expertos aseguran que siglos atrás debió ser una especie mucho más abundante y ampliamente distribuida en la península ibérica. Su declive fue provocado por la llegada masiva del Gorrión común asociada a los grandes desplazamientos humanos desde el norte hacia el sur ocurridos hace 3.500 años. El Gorrión común se asentó en los medios urbanos y rurales creados por el hombre, dominando por su mayor capacidad de adaptación y productividad, generando una situación de competencia que hizo que las poblaciones de Gorrión moruno disminuyesen y rarificasen. Por tanto, podríamos estar hablando de “la revancha del Gorrión moruno”, que sin duda también ha sabido aprovechar en el momento justo las cambiantes condiciones que el hombre provoca sobre los hábitats.

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1 comentario:

  1. José Luis Valiña9 de mayo de 2009, 3:18

    Hola, Atanasio:
    Erste pasado Otoño encontré algunos gorriones morunos muertos en plena ciudad de Badajoz. La verdad, nunca había visto esta especie en plena ciudad de Badajoz. Pregunté en un foro a ver si alguien sabía alguna cosa sobre este tema, es decir, posible presencia de esta especie en ciudades como Badajoz. Me contestaron diciendo que en la prensa local se había hablado de una plaga de esta especie en Badajoz... La verdad, no me había enterado, pero parece curioso que ello pueda haber sucedido.
    Cabría preguntarse también si se han podido producir hibridaciones... Yo en concreto tengo un vídeo que grabé hace un par de años o así en la zona de Santiago de Alcántara en una colonia mixta situada en pleno campo, donde se ve un macho que me resultó muy "extraño" a este respecto y que tal vez lo fuese...
    Luego está el tema del gorrión italiano, al parecer un híbrido entre ambas especies según tengo entendido.
    Saludos
    José Luis Valiña

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